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jueves, 29 de noviembre de 2007

Orhan Pamuk, Estambul. Ciudades y recuerdos

"La esperanza es un estado infantil, la resistencia de la imaginación."

martes, 27 de noviembre de 2007

Una descripción de Egipto

En las próximas líneas podemos leer una descripción bilingüe (árabe y castellano) de Egipto en un relato de viaje realizado por un viajero tortosino en su camino hacia la Meca en 1396[1]. Según el Profesor Míkel de Epalza, el viajero es probablemente el autor del relato escrito en árabe y el texto castellano es traducción del árabe. La fidelidad del castellano al texto es prácticamente total. El traductor del relato se permite a veces algunas paráfrasis del texto árabe, para explicar un poco mejor el sentido de algunas ceremonias de la Peregrinación. El texto original árabe es de inicios del siglo XV, mientras la lengua utilizada en la traducción es castellano clásico de fines del siglo XVI.


[1] Véase Míkel de Epalza, Dos textos moriscos bilingües (árabe y castellano) de viajes a oriente (1395 y 1407-1412), Rabat: Hesperis – Tamuba, vol. XX- XXI, 1982-83.







El viajero llega a Egipto, donde cuenta en primer lugar algunas maravillas de la ciudad de Alejandría.

/341v. /
“Después, en el puerto nombrado, enbarquéme en un navîo grande, que era de chrestianos, donde, prosperándonos Dios, al cavo de quinçe dyas surgimos en Alexandría, la qual es una ciudad de hermoso sitio, de calles y plaças espaciosas y, lo que admira mâs de su disposiçión, que está fabricada de la propia manera debajo de tierra como por ençima, por lo que el agua del Nilo penetra todas las casas, que viene a ser el agua de los poços de savor dulce. También es adornada de muchas universidades y templos. Y lo más peregrino que havemos visto es la columna dicha Assouaria[1] y es alta; penetra el ayre subiendo. No se sabe sus significados, ni la causa por la qual se hiço. Diçen que en los tiempos antiguos era habitaçiôn de Philôsophos y es verisîmil que se haya ordenado para la observación del curso de los astros. Y Dios sabe más cierto.”

[1] Margen: los que han estado en esta çiudad de los n/ues/tros diçan que es la columna del Pompeio Magno, de la hechura de la Trajana y Antoniana q/u/e se veen en Roma.




عمد السواري Es la columna de al-Sawari citada anterior mente en Alejandría.


Otra imagen de la columna de al-Sawari en Alejandría.


El autor llega a El Cairo, habla de las Pirámides y de sus obras maravillosas.

/ 342 r. /
“Después anduvimos por tierra a un lugar que está en la orilla del Río Nilo, que se diçe Phauua, donde nos enbarcamos en el Nilo, mirando los puebladados [1] de un lado y otro hasta la Ciudad del Cayro, de donde descubrimos las Piramîdes llevantadas hasta el çielo, como si fueran cymborios, de edificio admirable, compùestas de piedras gravidíssimas, lisas, conforme la vista de ángulos agudos más amplias que las vegas, que si las gente del mundo quisiesen deshaçerlas serîan imposibilitados. De un ángulo de la una destas Pirámides hasta el otro se cuentan tresçientos sessenta seys passos geométricos. Y son en todo ocho, tres grandes y çinco pequeñas; cada una tien una puerta llevantada de tierra, çerca uno estado, por donde se entra en una sala grande del anchor[2] de çinquenta palmos. Açerca dellas hay diferentes pareçeres entre las gentes: algunos dellos quieren que sean sepulturas de Aad[3] y de sus hijos. Y se halla en una destas sepulturas estatuas espantables de piedra, hechas en figura de hombre.”

[1] (sic).
[2] Otra letra, al margen: cerca.
[3] Margen: Aad fue rey de Arabia, muy poderoso, del q/u/e descienden los Adcos que pueblaron Egypto.


Una imagen de las Pirámides del año 1880.



Habla el autor del cocodrilo, que vio en el Río Nilo.
/342 v. /
“También havemos visto en el Nilo el crocodillo, que es un dragón grandíssimo; tien dos braços y dos ojos semejantes a los del hombre; en espinaço se puede comparar con el de la tortuga. Nos certificô uno de los navegantes que este animal puede rapir con sus braços con mucha veloçidad a un hombre y lo mete dentro el agua. Después lo seca y come.”

Cocodrilo en el Nilo



También habla de la Jirafa y el Elefante que vio en El Cairo.

“Y la mâs peregrina cosa que havemos visto en el Cayro, ha sido la Girapha, que es una bestia grañidísima. Sus pies son largos /343 r. / dos cûbitos, pero las manos mucho mâs[1]. También el Elefante es bestia cubierta de pelos negros. Lleva a cuestas diez personas con sus atambores y ato[2]. Sus orejas grandes como adargas. Su nariz se extiende hasta llegar al suelo; con ésta beve y lleva la comida a la boca. Tien dos colmillos que salen de la boca, blancos, gruesos como el muçlo de un hombre. Sus pies y manos son redondos. No dobla ni tuerçe el pescueço. Tampoco los pies ni las rodillas. Y es de las criaturas maravillosas que hiço Dios ensalçado.”

Habla el autor de la creciente del Nilo y en qué tiempo sucede.

“En el tiempo que enbarcamos por el Nilo començava la crescente que es en el mas de Julio, la qual se acava por Agosto, quando se haçe mar, ocupando y cubriendo la tierra de un monte a otro, estando los lugares y pueblaciones en partes altas. Después se buelve rîo como estava antes. Entonces los lavradores quitan la greda, massândola con los pies de las bestias, y a veces la suelan arar en algunas partes. En Egypto se conosce la cresciente con la medida que es una columna señalada y partida /343 v. /en veynte y quatro cûbitos, y cada cûbito se reparte en veynte dedos. Y cada dya se pregona la crescente, la qual suele llegar a diez y nueve cûbitos.”

El autor habla de los templos, universidades y otros edificios notables en la Ciudad de El Cairo.

“En quanto a la Ciudad del Cayro, es grande y pueblada, donde son las universidades y hospitales grandiosos y en particular la universidad de real, que hiço el sultân Hasan, debajo del Castillo, que es un palaçio fabricado de /344.r / piedra lisa, que parece torre campanas, tanto penetra el ayre. En alto semejante a ésta es la universidad de Borcuco, Bey al presente, que es la luna de Xauual año 798 de la Hégira[3]. Entre los dos alcâçares y el mercado viven los nobres y gente de consideración, donde se passa descansadam/en/te. Entre sus templo los mâs çelebrados, es el templo grandioso y de mucho concurso, donde estâ enterrada la cabeça de Alhosino, hijo de Aly[4] hijo de Abu Talebo (Dios sea aplacado con ellos), dentro uno atabut hecho de plata, a cuya devoçión se subriô[5] uno alcâçar, que la descripçiôn no alcanza el declararlo. También en la Alcarapha estâ la sepultura del reverendo Axxaphio, cubierto de un cimborio grandiss/im/o. Fuimos a visitarlo y bendeçirnos con él. Demás desto, en la dicha Alcarapha se visita la sepultura de la señora Nephissa (Dios nos aproveche por su intercesión)[6], don estâ fabricado el templo con gran sumptuosidad. Visitamos su estación y nos bendecimos con él. Refieren que en la Alcarapha estâ la sepultura del propheta Sâleh y la sepultura de Rubén, hijo del patriarcha Jacob, y la sepultura de Asia, mujer de Pharaón[7]. Cerquita della[8] está un lugarejo nombrado Algira, donde se visita la sepultura de Caabolahbar[9] (Dios sea aplacado con él).”


[1] Margen: los árabes llaman los pies delanteros de los cuadrúpedos las manos. Otra letra: también los españoles.
[2] Lectura poco clara: la palabra árabe se traduce por “trompas” en el f249r.
[3] Otro mano, al margen: 1. 1395 Aerae Christianae.
[4] Margen: Aly fue primo de Mahoma, casado con su hija Phatima.
[5] (sic). El término árabe es “se construyó”.
[6] Margen: está señora la tiene por s/an/ta; he oydo decir a personas que está su templo en medio del burdel; quien desea leer se vida, la hallará escrita de aquel famoso Pedro Antino.
[7] Cfr. Capítulo XII del Corán (azora “José”).
[8] Margen: quiere decir Alcarapha. “cementerios”.
[9]Margen: este Caabolahbar es gran doctor entre ellos, fue judío y después se permutó a la secta mahometana.



La Mezquita del Sultán Hasan, en el relato la nombra como la Universidad de Real.



La Mezquita de Husain en El Cairo.


Sale el autor de El Cairo para la Meca.
“Del Cayro a veynte y uno de la luna de Xauual[1]. Hicimos una jornada pequeña hasta Alberca, la qual se llama Alberca de los Peregrinos, donde los atraçados alcançan a los delanteros. Y venden y compran. En la noche de los veynte y dos del dicho mes marcha la primera cualgada, y por la mañana marchan las cargas, porque la Câfila[2] de Egipto se reparte continuando en este modo, que de donde marchan las cavalgadas para adelante, las cargas llegan a parar en aquel puesto. Desde lugar hasta La Meca, Dios la enoblezca, es el camino de un mes, deteniéndose poco espaçio en la calidad y en las fuentes. Los Egypcios observan orden en sus camellos y llevan copia de bastimiento y criados. Caminan de la propia manera de noche como dya. Andan todos los proves en compañîa de las cargas, por el bien que reçiben conforme la constitución del soldân, donde les dan biscocho y llevan odres de agua con un pavillón que los assombra[3]. Si no que los ministros reales no guardan orden justamente. Nos devemos guardar dellos y de los cameleros de alquiler. Finalm/en/te, a veynte y dos del dicho mes[4], marchamos de Alberca por el desierto, y los montes de arena nos acompañavan del uno al otro. La guya caminava delante la cavalgada. Conoce las jornadas y el camino, sin adelantarse un punto ni atrasarse, haviendo heredado tal profesión de sus antepasados. Passamos por un lugar donde havya hemicyclos[5] fabricados de piedra. Díxome uno de los que tienen notiçiade las cosas, hombre que diço esta camino veynte veçes, que son adoratorios de Moisés. Después llegamos a un bevidero llamado Agrud, que es agua salobre amarga dentro aljibes llenados de un poço, por orden del soldán. Desta propia manera en este camino son la mayor parte de los bevideros. Después marchamos haçia Guadilquebab, que es el valle arenoso, y de allî a los desiertos de los hijos de Israel, que es tierra llana, donde se crîan palmares y es bevidero de agua du/l/çe, suave al gusto.”

[1] Agosto 1395.
[2] Para conocer la estructura de la Cáfila o caravana de peregrinos egipcios, además de los autores que hicieron el viaje, véase J. Jomier, Le Mahmal et la caravana égyptienne des pélerins de la Mecque, Cairo 1953.
[3] En castellano moderno “hace sombra”.
[4] El mes de agosto, de aquel año.
[5] Margen: de la propia manera son como los puestos donde se asientan las estatuas en las paredes.


La caravana de al-Mahmal en su camino hacia la Meca.

lunes, 26 de noviembre de 2007

La mecana, la iraquí y la medinense.

Harun ar-Rashid se hallaba a la sazón bebiendo, rodeado de sus jawari (esclavas) e invitados, cuando al-Fadl Ibn Arabi pidió permiso para entrar. El califa le ordenó que entrara y le preguntó, apenas se hubo sentado: "¿Qué motivo has tenido para venir a visitarnos a esta hora?" "¡La bendición de Dios sea con Vos, Majestad! Me ha sucedido algo de lo que no puedo callarme hasta mañana!, respondió el hombre. "¡Cuenta!", dijo Harun ar-Rashid. Entonces dijo el hombre: "¡Majestad! Tengo en mi casa tres jawari: una mecana, una medinense y una iraquí. La medinense cogió mi miembro con la mano y en cuestión de segundos tuve una erección. La mecana intervino inmediatamente saltando y poniéndose encima. La medinense la increpó entonces, roja de ira: "¿Cómo te atreves a hacer tal cosa? ¿Has olvidado quizás que el profeta Mahoma -sean mil bendiciones de Alá sobre él- dijo: Aquel que despierte a la vida una tierra desierta, la poseerá?" La mecana le respondió: "¿Y has olvidado tú que el profeta Mahoma -sean mil bendiciones de Alá sobre él- dijo también: En la caza, la pieza cobrada pertenece a quien la cace, y no a quien la rastree?" A lo cual la iraquí, que hasta entonces había presenciado en silencio la escena, respondió a ambas cogiendo mi miembro, mientras decía: "¡Me pertenecerá a mí hasta que las dos os hayáis puesto de acuerdo!"

Al-Isfahanii, "Kitab al-aghanii" vol.16, p.374

sábado, 24 de noviembre de 2007

Ibn Jaldún

Al cumplirse los seiscientos años de la muerte del mayor referente de las ciencias sociales del siglo XIV de Oriente y de Occidente, la conmemoración de su memoria permite el resarcimiento de una deuda histórica heredada y ratificada por la academia occidental. Ibn Jaldún (1332-1406) es, sin lugar a dudas, la figura de mayor trascendencia en el mundo musulmán de la época medieval europea. Se ha tratado no solamente de rescatarlo, sino de considerarlo como el fundador de la sociología y predecesor de formulaciones luego asentadas en los siglos posteriores como "fuerzas sociales", "el hecho social" y "las leyes sociales". Su obra enfatiza tanto el conflicto social como la solidaridad, lo que lo inserta tanto en la perspectiva funcionalista como en la del conflicto. En efecto, Ibn Jaldún es tal vez uno de los primeros en analizar la historia desde un punto de vista sociológico y, por eso, una de sus originalidades radicaría en la elaboración de un tipo de inteligibilidad experimental propia de los historiadores y sociólogos contemporáneos. Estos elementos convierten a Ibn Jaldún en un autor central no solamente del pensamiento sociológico, sino también económico y filosófico de todas las épocas, a la altura de Nicolás de Maquiavelo (con el que su vida tiene un gran paralelismo en la combinación entre la práctica política y la reflexión teórica), del barón de Montesquieu (al que se adelanta en los siglos al establecer los condicionamientos ambientales en la actividad y el comportamiento político) o Jeremy Bentham, el padre de la sociología contemporánea (a través del positivismo social y de la vigencia del principio de la utilidad a través de su crítica al derecho natural y sus aplicaciones políticas).

"Al-Muqaddima" La obra más representativa de Ibn Jaldún
Jaldún (Quintaesencia del Conocimiento). En ella puede leerse la fecha de su finalización,1351 y su nombre. El manuscrito se conserva en la Biblioteca Real de El Escorial.
La Muqaddima o “Prolegómenos a la Historia Universal”, la obra más conocida y representativa de Ibn Jaldún, fue redactada a lo largo de unos cuatro años. La Muqaddima conforma una obra enciclopédica donde los temas que se abordan se presentan perfectamente ordenados en una introducción y seis grandes capítulos (abwab) que se articulan en varias secciones.
Con esta obra Ibn Jaldún nos acerca a su propia concepción de la Historia al tratar de la las distintas civilizaciones, las dinastías y los poderes estatales, las ciudades o las aldeas, las artes o las ciencias. Analiza los múltiples fenómenos ideológicos, políticos, económicos o sociológicos que nos podemos encontrar en el complejo entramado de la sociedad humana. El planteamiento de la Muqaddima presenta un hilo conductor riguroso basado en innumerables fuentes.
Un aspecto que caracteriza a la Muqaddima es que aporta una serie de conceptos generales aplicables a cualquier conjunto de hechos históricos con diferentes situaciones espaciales y temporales. El propósito del estudio de las sociedades que realiza Ibn Jaldún es, sobre todo, el del análisis histórico. Este historiador, que además es también filósofo, economista y sociólogo, apoya la historia, los hechos tangibles y distingue entre la narración escueta de los hechos –objeto de la historiografía– y la interpretación filosófica de esos mismos acontecimientos. La obra de Ibn Jaldún ha llegado hasta nuestros días conservada en varios manuscritos, algunos de ellos redactados en vida de nuestro autor.
Es muy significativo que existan de esta obra un importante número de manuscritos conservados. El autor finalizó su estudio en torno a 1378 y, posteriormente, fue realizando nuevas incorporaciones hasta dos años antes de su muerte.
Las ediciones árabes se comenzaron a publicar a partir del siglo XIX. La primera versión en árabe de la Muqaddima se imprimió en Bulaq, cerca de El Cairo en 1857. Esta edición sirvió de base a casi todas las ediciones orientales posteriores. La primera edición europea completa de esta obra se publicó por primera vez en París en 1858.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Una duda resuelta

A las preguntas de algunas muchachas de Medina, que querían saber si los gritos que lanzan muchas mujeres durante el acto sexual son genuinos o sólo fingidos para excitar a los hombres, respondió así Hubaba, una mujer aristócrata de Medina conocida por su apetito venéreo: "¡Jóvenes y atractivas damas! En compañía del califa Otmán, altamente bendito, hice la peregrinación a La Meca. En el camino de regreso, exactamente al pasar por la aldea de Araj, mi marido me miró y yo le miré también a él. En ese instante los dos experimentamos el deseo. Durante el acto sexual yo pegué tales gritos que quinientos camellos se asustaron y emprendieron la fuga. Hasta el día de hoy nadie los ha vuelto a ver".

[Erdmute Heller y Hassouna Mosbahi, "Tras los velos del Islam" págs. 195 y 196. Barcelona, Herder. 1995.]

jueves, 22 de noviembre de 2007

At-Tabari

أبي جعفر محمد بن جرير الطبري

Nace en Amol, Tabaristan [Irán] en el año 224 de la Hégira (838 de la era cristiana) y muere en Bagdad, Iraq, en el año 310 h. (923 d.C.). Aunque su nombre completo es Abi Jafar Muhammad Ibn Jarir At-Tabari, se le conoce por el patronímico At-Tabari (de Tabaristán). Es un importante historiador y tradicionista musulmán, siguió la escuela Shafií (una de las cuatro más importantes dentro del islam sunní), aunque más tarde crearía su propia escuela, que no duró mucho tiempo.

Entre sus obras destacaremos las dos más importantes, su Comentario del Corán y la Historia de los Profetas y los Reyes. Esta es la que le proporciona su fama, recoge la historia desde la Creación hasta el año 302 h. (915 d. C.). Es la primera historia universal escrita por un musulmán. Adopta la forma de anales al llegar a la época musulmana, y estos están ordenados cronológicamente desde el año de la Hégira. Ha sido muy consultada por historiadores posteriores y es de gran valor por la cantidad de información y el detalle que nos ofrece. Sus discípulos continuaron su obra.

La importancia de la obra de At- Tabari reside en la cantidad de materiales que utiliza, no selecciona material, sino que lo registra todo, dando en algunas ocasiones narraciones distintas e incluso contradictorias de los mismos hechos. Esto tiene gran valor, ya que nos deja ver hoy fragmentos de obras perdidas.

Citaremos a continuación un pequeño fragmento de Historia de los Profetas y los Reyes:

Umar preguntó a Salman: “¿Soy rey o califa?”.
Y Salman respondió: “Si has recaudado un
Diham, o más, o menos, por las tierras de los
Musulmanes, y lo has empleado ilícitamente,
Eres un rey, no un califa”. Y Umar lloró.

Musulmanas y modernas. Velo y civilización en Turquía. (Nilüfer Göle)

Nilüfer Göle, es profesora en la Universidad Bogaziçi de Estambul. Durante ocho años, ha sido investigadora en el CADIS (Centre d’Analyse et d’Intervention Sociologique, dirigido por Alain Touraine) y también ha publicado en Turquía Ingenieros e ideología.

Con este libro, la notable autora ha pretendido explicar la evidente oposición que ha existido a lo largo de toda la historia, y que aún persiste, entre el pensamiento occidental, más abierto a la modernidad, y el pensamiento islámico, más tradicional y conservador. Para esta labor ha tomado como referente el velo islámico con el que se cubre la inmensa mayoría de mujeres musulmanas, el cual aparece como el símbolo más espectacular de ese antagonismo entre dos mundos. Nilüfer Göle ofrece en este libro una decisiva contribución a la comprensión de las sociedades musulmanas contemporáneas y los movimientos islamistas.

Además de una introducción y una conclusión, la obra está dividida en tres grandes bloques, el primero se centra en la mujer; el segundo en el kemalismo; y el tercero aborda el tema del velo como símbolo de islamización. Éstos a su vez están constituidos por diferentes apartados mediante los cuales la autora extiende las explicaciones de cada bloque.

La introducción del libro se centra primordialmente en mostrarnos las grandes diferencias que existes entre oriente y occidente, anotando ejemplos para con ello dar testimonio de cómo a lo largo de la historia estas diferencias se han hecho abismales debido a que estas dos culturas, a pesar de influirse mutuamente, recorren caminos separados. También comenta el papel de la mujer en la sociedad musulmana y como en determinados puntos de la geografía oriental, poco a poco, la mujer se está despojando de las tradiciones y está paulatinamente dando pasos hacia la modernización, aunque por el contrario, la otra gran mayoría desprecia los símbolos que representan a la occidentalización.

El primer bloque alude a la situación de la mujer tanto en oriente como en occidente. Explica que el uso del velo viene dado por el hecho de proteger la intimidad (el mahrem) de la mujer, y que debido a la modernización, las mujeres se van desprendiendo poco a poco de las tradiciones y eso conlleva a la apertura de ese mahrem. En el segundo bloque, la autora hace referencia al kemalismo, una ideología basada en el pensamiento de Mustafa Kemal, quien pretendía llevar al mundo islámico hacia la cultura occidental, es decir, lo que para él constituía la civilización. También nos habla del feminismo y de la incorporación de la mujer a la vida social, anteriormente protagonizada principal y únicamente por hombres.
El tercer bloque se centra totalmente en la idea del velo como principal representante de la islamización. Y en que la cuestión del velo ha despertado siempre una cierta polémica.

Para finalizar, es necesario insistir en el gran valor de este libro y de su autora al pretender concienciar a la sociedad de la situación en la que viven actualmente millones de mujeres que, debido a la falta de medios, cultura o a la represión, viven sumidas en las tradiciones y en un constante encierro provocado por la sociedad en que viven.
El libro está escrito con un lenguaje bastante cuidado, pero esto no significa que el lector precise de grandes conocimientos para lograr entender lo que aquí se nos explica, todo lo contrario: la obra es bastante clara y sencilla, y dada la brevedad de ésta, su lectura se hace bastante amena. Es por ello una obra que está dirigida a todo tipo de lectores. Por lo tanto, se podría decir que Nilüfer Göle ha conseguido aunar en este libro los elementos necesarios para hacer de ésta, una obra que podría constituir el punto de partida hacia un cambio en las sociedades más retrógradas, gracias al trasfondo concienciador que posee.

Nilüfer Göle, Musulmanas y modernas. Velo y civilización en Turquía, Madrid, Talasa, 1995, 192 págs

Hind Bint Utba

Hind Bint Utba, fue el tipo de mujer dinámica, influyente y llena de iniciativa, tanto en el plano privado como en la vida pública. Esta mujer desempeñó un papel primordiales la oposición mecana a Mahoma, hasta el punto de que, cuando el profeta conquistó la Meca, su nombre figuraba en la lista de los escasos mecanos para los que le profeta solicitaba la pena de muerte. Éste no le perdonaba su ritual de cantos y bailes en el campo de batalla de Uhud entre los cadáveres de los musulmanes: “Las mujeres, que habían vuelto de la montaña, se mantenían detrás de la tropa tocando el pandero para animar a los soldados. Hind, mujer de Abu Sufiyan, bricaba y bailaba, cantando estos versos:

Somos hijas de la estrella matutina:
Caminamos sobre cojines
Tenemos los cuellos adornados de perlas:
Y los cabellos, perfumados con almizcle.
Os abrazamos, si lucháis:
Adiós al amor.

Uno de los papeles de las mujeres en la Arabia preislámica era incitar a los hombres a luchar hasta el final, a no rendirse, a afrontar la muerte en el campo de batalla.
Hind y su canto de guerra, al contrario, representan una imagen de la feminidad como impulso de la muerte. Además, los historiadores musulmanes describen a Hind como una antropófaga, pues se supone que se comió el hígado de Hamza, el tío del profeta, al que detestaba especialmente.
Ibn Hayyar justifica, por otra parte, los excesos de Hind en el campo de batalla de Uhud y recuerda que la tenía tomada con el tío del profeta porque aquél había matado a su tío en Sheiba y había tomado parte en las intrigas que condujeron a la muerte de su padre, Utba. Su odio al Islam no sólo era conocido, sino reconocido como justo, puesto que estaba diezmando a su clan. Se comprende, pues, que el profeta pidiera su cabeza tras su entrada triunfal en La Meca, en el año 8 de la hégira (630). Como era la mujer de Abu Sufiyan, el jefe de la ciudad, éste abogó por ella ante Mahoma. Cuando le fue acordada la gracia, debía presentarse ante Mahoma con las delegaciones de las mujeres de La Meca, para la bey’a (juramento de fidelidad), tras haber hecho su declaración de fe. El juramento de fidelidad de Hind, que los historiadores han transcrito palabra por palabra, sigue siendo una obra maestra de humor e insolencia política por parte de una mujer forzada a someterse, pero que no renuncia a su derecho a expresarse. Cuando el profeta le pidió que jurase que “no cometerá adulterio.” Hind replicó: “Una mujer libre nunca comete adulterio.” Se supone que el profeta lanzó una mirada divertida a Ómar, “pues conocía las aventuras de Hind y sus relaciones con Ómar antes del islamismo.” La personalidad de Hind ha fascinado de tal forma a los historiadores que le han dedicado páginas enteras.


FÁTIMA MERNISSI
EL HARÉN POLÍTICO, EL PROFETA Y LAS MUJERES

domingo, 18 de noviembre de 2007

La Kaaba

La Kaaba es un edificio de 11 metros de altura de piedra gris, es el principal recinto sagrado del islam, donde sólo se le permite la entrada a los musulmanes. Kaaba, palabra árabe que significa dado, refleja la forma del edificio. Está cubierta por un velo negro de seda y algodón, que durante el tiempo de la peregrinación es reemplazado por uno blanco. En el interior de la Kaaba se encuentra la sagrada piedra negra, que según la tradición fue entregada por el ángel Gabriel. La Kaaba, en la Meca, ya era un lugar sagrado significativo en tiempos preislámicos.
Durante la peregrinación a la Meca, obligatoriamente para todo musulmán, los creyentes han de dar siete vueltas a la Kaaba (tawaf). Una tradición narra que los enemigos de Mahoma habían divulgado el rumor, a su llegada a la Meca, de que los musulmanes estaban débiles a causa de la fiebre. Entonces el profeta pidió a sus seguidores que dieran las tres primeras vueltas a la Kaaba a paso ligero, para demostrar que estaban fuertes. Esta costumbre es hasta hoy una parte esencial de la peregrinación. Al final del peregrinaje el creyente hace otra tawaf de despedida.
El Corán dice:

“ Los hombres están obligados ante Dios a realizar la peregrinación a la Kaaba, siempre que les sea posible” (azora 3, 97)

sábado, 10 de noviembre de 2007

Omeyas, Bizantinos y Mozárabes. En torno a la "prehistoria fabulosa de España" de Ahmad al-Razi [reseña]

El presente libro es una versión ampliada de un Proyecto de Investigación de Doctorado presentado por R. Matesanz Gascón en el Departamento de Historia Medieval de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, dirigido por el profesor E. Gavilán Domínguez.
Este trabajo versa sobre las vicisitudes de la transmisión de los textos antiguos. Presenta una atractiva hipótesis sobre una de las fuentes historiográficas clásicas de la historia de al-Andalus, la conocida como Crónica del moro Rasis.
Para quien no lo sepa, esta crónica romance del s. XIV se conserva en una traducción de una versión portuguesa anterior y, a su vez, la versión portuguesa es una traducción de un original árabe perdido.
Ese original árabe sería obra del gran historiador andalusí Ahmad ar-Razi, que escribió en pleno esplendor del califato omeya en al-Andalus (principios del s. X) una crónica titulada Ajbar muluk al-Andalus (Historia de los reyes de al-Andalus). La obra, tristemente perdida, se encuentra, en parte, en esa versión castellana y existen también fragmentos de ella en otras fuentes árabes posteriores que copiaron o extractaron información de ella.
Dentro de la Crónica del moro Rasis hay una parte de “historia preislámica” de al-Andalus en cuyo estudio se centra R. Matesanz. Esta parte ha sido estudiada por diversos investigadores que han buscado sus fuentes. Fue Sánchez-Albornoz el que la denominó como “la prehistoria fabulosa de España”, alusión que aparece en el mismo título de este trabajo. Sánchez-Albornoz planteó como hipótesis que la fuente de al-Razi fuera una compilación (hoy perdida) de historiadores latinos hecha por mozárabes (cristianos peninsulares que vivían en territorio islámico y que se arabizaron progresivamente). R. Matesanz rebate dicha teoría ya que defiende que para escribir su Historia de los reyes de al-Andalus Ahmad ar-Razi se valió principalmente de la obra del historiador Apiano de Alejandría, que vivió en el siglo II de la era cristiana, Romaikè historía (Historia romana), en especial su libro dedicado a Iberia, escrita en griego. En el último capítulo hace una crítica a C. Sánchez Albornoz que se basa en que los presupuestos ideológicos del gran historiador le impedían afirmar que fue un musulmán quien confeccionó por primera vez una historia de España, por lo que tenía que haber acudido a unas hipotéticas compilaciones mozárabes [ver pp. 166-167].
Para defender su hipótesis, R. Matesanz presenta una serie de concordancias o paralelismos entre las dos obras, tanto textuales como de estructura o criterios generales. A continuación, justifica históricamente cómo Ahmad ar-Razi pudo tener acceso a dicha fuente griega. Para ello nos sitúa en el contexto del siglo X mediterráneo, siglo en el cual el imperio bizantino se interesó por preservar la herencia griega clásica en un momento de renacimiento cultural, bajo la dinastía macedónica a partir del año 867 d.C. Las grandes obras de la antigüedad griega son copiadas en el entorno de la corte imperial (sobre todo bajo el emperador Constantino VII Porfirogéneto (913-959 d.C.) en ejemplares de lujo y en letra minúscula [ver pp. 128-129] y, además, se utilizan para confeccionar grandes colecciones enciclopedicas del saber o historias contemporáneas. Muy probablemente, la Historia romana de Apiano fue “recuperada” y utilizada en este contexto. El paso de la obra de Apiano de un lado al otro del Mediterráneo, lo ubica R. Matesanz a mediados del s. X, en un contexto de acercamiento entre Córdoba y Bizancio por cuestiones geo-políticas e intereses comunes que trajo consigo el intercambio de embajadas. Es en dicho contexto cuando una embajada del ya mencionado Constantino VII Porfirogéneto fue recibida en Córdoba por el califa omeya ´Abd ar-Rahman III, “la cual traía consigo, como presentes para el califa, libros en lengua griega.” [ver pp. 145 y 157]. Pero esta embajada es solo una muestra. Como afirma el autor: “No hay duda, en todo caso, de que durante varias décadas, entre finales del reinado de ´Abd al-Rahman III y el califato de al-Hakam II, los envios de libros griegos a Córdoba fueron una realidad reiterada.” [p. 155]. Para poder acceder mejor a los libros llegados de Bizancio, fue enviado a al-Andalus el monje Nicolás y residió en Córdoba 10 años, hasta su muerte el año 961 d.C. Este monje colaboró con el hebreo Hasday ibn Shaprut, consejero y embajador del califa y dio clases de griego a un grupo de eruditos cortesanos. R. Matesanz considera que, probablemente, tanto Ahmad al-Razi como su hijo, y también historiador, Isa al-Razi fueran alumnos del monje bizantino, ya que convivieron durante varios años en la floreciente corte cordobesa. Esta sería la trayectoria a través de la cual el historiador andalusí Ahmad al-Razi pudo conocer y utilizar la obra histórica griega de Apiano.

Es muy interesante su idea de que con sus Ajbar muluk al-Andalus Ahmad ar-Razi buscaba redactar una historia peninsular global, dirigida a presentar y legitimar la culminación de un proceso histórico, el poder del califato omeya de al-Andalus. En ese sentido es una obra original, “localista”, ya que no parte del género de la crónica universal que se remonta a la creación del mundo. Su contenido, como dice el autor, constituye la primera historia general de la Península Ibérica que merece tal nombre” [p. 19]. En esta línea habría que mencionar “la enciclopedia del saber andalusí”, el Iqd al-Farīd (Collar único) del escritor y cortesano Ibn ´Abd Rahhihi, con cuya obra se dice que al-Andalus logra esa personalidad propia fruto de un desarrollo personal dentro de la cultura árabo-islámica. [ R. Matesanz Gascón, Omeyas, bizantinos y mozárabes. En torno a la “prehistoria fabulosa de España” de Ahmad al-Razi, Universidad de Valladolid, Valladolid, 2004. Imágenes: portada del libro, C. Claudio Sánchez Albornoz y Jesús bendiciendo a Constantino VII]

jueves, 8 de noviembre de 2007

Flashes del conocimiento volumen 2

Los califas ortodoxos

Se considera este periodo como el incluido entre el 11/632 (fecha de la muerte del ProfetaMahoma) y el 40/660 (fecha de la implantación del califato omeya).
Mahoma no tuvo en cuenta la cuestiónde su sucesión y esto trajo consigo graves problemas, que estuvieron a punto de dar al traste con su obra político-religiosa. Sus dos siguientes sucesores fueron elegidos sin problemas: Abu Bakr y Umar. Los dos eran hombres buenos y honestos, y desarrollaron una sincera acción política, pero ambos fueron meros aplicadores de la ley de Mahoma, sin ampliarla ni interpretarla.
A la muerte de Umar (44/236), la elección de Uthmán plantea ya serios problemas secesionistas, que acabarán en su asesinato y la ascensión de Alí. De este modo se anuncia ya lo que serán las dos oposiciones más importantes en el seno del islam: la sunna frente a la shia (facción o secta), consecuencias religiosas de lo que en origen fue una mera lucha política por el poder entre dirigentes.

1) Abu Bakr as-Siddiq
Abū Bakr `Abd Allāh ibn Abī Quhāfa `Uthmān ibn Ka`b al-Qurayshī, llamado Abū Bakr Al-Siddīq, o simplemente Abū Bakr (en أبو بكر الصديق) fue el sucesor de Mahoma y, por tanto, primer califa del islam, iniciador del periodo conocido históricamente como el de los califa ortodoxos.
El nombre de Abū Bakr es en realidad un apelativo que suele traducirse como «el [hombre] de la camella»; tenía, en efecto, un número importante de estos animales, de los que se ocupaba mucho. Este apelativo se ha convertido en un nombre propio frecuente en todo el mundo islámico (con variaciones como Bubker, Babacar, etc.). As-Siddīq es también un apelativo que significa "El Sincero"; sus descendientes son llamados siddīqī. Su nombre de pila original era `Abd al-Ka`ba, esto es "Siervo de la Kaaba", que cambió por `Abd Allāh ("Siervo de Dios") tras su conversión al Islam.
Mercader en La Meca y miembro de la tribu de Qurais, fue uno de los primeros habitantes de la Meca que se convirtió a la nueva religión predicada por Mahoma, a quien acompañó al exilio (hégira) en Medina. Se convirtió en suegro de Mahoma cuando este se casó con su hija Aisha. Cuando el profeta cayó enfermo, designó a Abū Bakr para que dirigiese la oración en su lugar, lo cual fue interpretado a la muerte de Mahoma como deseo de que Abū Bakr fuese su sucesor. Así, en el años 632 se convirtió en la primera persona que llevó el título de califa, esto es, de "sucesor del Mensajero de Dios" (خليفة رسول الله jalīfat Rasūl Allāh). Su elección fue contestada por Ali ibn Abi Talib, primo y yerno de Mahoma, quien reclamó para sí la sucesión. Ali acató finalmente la elección de Abū Bakr, pero esta divergencia daría lugar años más tarde a la división de los musulmanes en tres ramas: sunníes, chiíes y jariyíes.
El mismo año de su elección estallaron sendas revueltas tribales en las regiones de Hiyaz y Nechd; la primera rechazaba el islam y la segunda la originó la negativa a pagar impuesto al Estado islámico. El califa sofocó ambas revueltas, aunque hubo de hacer frente en lo sucesivo a oposiciones fuertes, la más importante de las cuales era la capitaneada por Musailma. Éste fue finalmente vencido por Jalid ibn Walid en la batalla de Akraba, tras lo cual quedó definitivamente adherida al estado islámico la Península de Arabia. Logrado esto, Abū Bakr dirigió a sus generales hacia la conquista de otros territorios: Iraq le fue arrebatado al Imperio Sasánida por Jalid ibn Walid en una sola campaña y hubo también exitosas operaciones en Siria.
Abū Bakr murió el año 634 en Medina. Poco antes de su muerte, atribuida por unos al envenenamiento y por otros a causas naturales, nombró sucesor a Omar, elección que fue ratificada por la comunidad, nuevamente con la oposición de Ali y sus partidarios, aunque sin ningún incidente serio. Está enterrado junto a Mahoma y Omar en la Mezquita del Profeta de Medina.

2) Umar ibn al-Jattab

`Umar ibn al-Jattāb (en árabe, عمر بن الخطاب), o simplemente `Umar, fue el segundo de los llamados califas ortodoxos ya que sucedió a Abu Bakr y gobernó entre 634 y 644.
Nacido en La Meca hacia el 581, combatió en un primer momento contra Mahoma y los fieles de la nueva religión, pero más tarde se convirtió al Islam y llegó a ser uno de los lugartenientes más fieles del profeta. Era además suegro de Mahoma, ya que éste se casó con su hija Hafsa.
Una vez elegido califa, Umar guerreó contra el Imperio Bizantino y Persia. Se lanzó a la conquista del Mediterráneo oriental, estableciendo las bases del imperio islámico que sus sucesores extenderían. Conquistó la Siria bizantina en 638, Palestina y Egipto, en 642 y Mesopotamia, en adelante conocida como Iraq, el mismo año, tras la Batalla de Nehavend. En todos los territorios conquistados mantuvo las estructuras administrativas existentes y no intentó acabar con las creencias religiosas de sus habitantes, entre otras cosas porque puso a los no musulmanes bajo el estatuto de dimmíes o "protegidos", lo que les obligaba a pagar un impuesto específico que proporcionaba importantes ingresos al Estado islámico. Sus tropas eran mantenidas en un cierto aislamiento de la población en los lugares conquistados y las pagaba con el botín obtenido.
Umar fue el primer califa que ostentó el título de Príncipe de los creyentes (أمير المؤمنين amīr al-mu'minīn). Instituyó la era de la Hégira, por la que se rige el calendario musulmán, con inicio el 16 de julio del año 622. También mandó construir la famosa Cúpula de la Roca en Jerusalén, alrededor de la roca en la que, según la tradición, Abraham se dispuso a sacrificar a su hijo Ismael (Isaac en la tradición judeocristiana) y desde la que Mahoma ascendió al cielo.
Murió asesinado el 4 de noviembre del año 644 en la mezquita de Medina (capital del Estado) por un esclavo persa llamado Firūz.




3) Uthman ibn Affan

`Uthmān ibn `Affān (en árabe, عثمان بن عفان) fue el tercero de los llamados califas ortodoxos, que gobernó entre los años 644 y 656.
`Uthmān ibn `Affān es el `Uthman por excelencia dentro de la cultura árabe e islámica. Su nombre, que se transcribe aquí de acuerdo a la pronunciación del árabe clásico, puede encontrarse también como Otmán, Othman u Osman (esta última es la forma turca del nombre).
Según la tradición, fue el primer habitante de La Meca en convertirse al Islam, tras Mahoma y sus familiares directos. Sus relaciones con el profeta eran excelentes, ya que se casó sucesivamente con dos de sus hijas, Rukayya y Umm Kulthum. Fue elegido califa en el año 644, a la muerte de Omar, y tuvo que competir con la candidatura de Ali, primo y yerno de Mahoma. Su mandato fue polémico: confiscó en favor de su clan buena parte del botín traído de las conquistas en África, Asia Menor y Persia. También fijó por escrito el texto del Corán, que hasta entonces se transmitía como tradición oral, ordenando al mismo tiempo destruir cualquier edición escrita hecha con anterioridad. Ello le acarreó la enemistad de muchos de los antiguos compañeros de Mahoma y sobre todo de la tercera esposa de éste, Aisha, hija de Abu Bakr. Fue asesinado el año 656.

4) Ali Ibn Abi Talib

Abu l-Hasan Ali Ibn Abi Tálib (en árabe أبو الحسن علي بن أبي طالب), o simplemente el Ali por excelencia dentro del Islam: cuarto califa, primo y yerno de Mahoma y fundador de la rama chií del Islam.
Mahoma, huérfano desde muy niño, fue acogido y educado por su tío Abu Talib. El hijo de éste, Ali, nació hacia el año 600 en La Meca, y, a su vez, fue acogido como hijo adoptivo por Mahoma a la edad de seis años. Se convirtió además en yerno del profeta al casarse con Fatima, hija de éste y de su primera esposa, Jadiya.
Ali fue el primero en convertirse a la nueva fe predicada por Muhammad, y en lo sucesivo actuó como lugarteniente de éste. Basándose en esa cercanía, cuando el profeta murió (632), Ali reclamó su derecho a sucederle auxiliado por sus partidarios, la Shi'at Ali o facción de Ali (de la que procede el nombre de shiíes o chiíes).
La comunidad, sin embargo, eligió califa a Abu Bakr, después a Omar y, más tarde, a Uthman. Tras el asesinato de éste en el año 652, Ali fue finalmente designado califa. Sin embargo, acusado de haber instigado el asesinato de su predecesor, encontró una fuerte oposición dirigida por la viuda de Mahoma, Aisha, y varios candidatos al califato, el más importante de los cuales era Muawiyya, miembro de la familia de los Omeyas y gobernador de Siria. En la batalla de Siffín (657) Ali aceptó la propuesta de que las diferencias entre él y Muawiyya fueran resueltas por un árbitro independiente. Éste falló en favor del gobernador de Siria y Ali se replegó a su capital, la ciudad de Kufa, en el actual Irak, donde conservó cierto poder.
Algunos partidarios de Ali, sin embargo, rechazaron en Siffín el arbitraje y abandonaron el campo de batalla. En adelante serían conocidos como "jariyíes" (los que salen). Más adelante entrarían en guerra abierta con Ali, a quien asesinaron en la mezquita de Kufa en enero de 661.
La proclamación de Muawiyya como califa (661) pone fin a la época llamada en la historia del Islam "de los califas bien guiados" o "califas ortodoxos" (Abu Bakr, Omar, Uthmán y Ali) e inaugura el califato omeya, con capital en Damasco.
La muerte de Ali no cerró la cuestión sucesoria, ya que sus partidarios pronto se rebelaron contra el califa de Damasco aclamando a los hijos de Ali (Hasan, y a la muerte de éste, Husein) como legítimos sucesores del profeta. Con el tiempo, darían lugar a una de las tres ramas fundamentales del Islam, la de los chiíes. Los jariyíes, por su parte, se convertirían en otra rama.
La figura de Ali goza de gran popularidad en el mundo islámico, sobre todo, lógicamente, entre los shiíes. Su mausoleo en la ciudad de Nayaf es un importante lugar de devoción chií. [Imágenes: Abu Bakr (segundo por la izq.) concise.britannica.com, la Cúpula de la Roca en Jerusalén, Mahoma y Ali; Ali, santuario shiíta].

domingo, 4 de noviembre de 2007

Falafel

A principios de los años setenta hubo muchos intentos de elaborar algún menú auténticamente árabe y todos acabaron fracasando, por muchas causas. En España faltaban las materias primas esenciales para distinguir los platos de un país a otro, aunque existían todas las especias, faltaba el arte de saber mezclarlas para formar una sola. A esa falta se le sumaba la falta de dinero de los estudiantes árabes y la carestía de la importación, ya que no había mercado consumidor para esas mercancías. Así, pues, elaborar una comida árabe en aquella época era una quimera. El lugar de cocinar este tipo de comidas, también era complicado ya que los estudiantes alquilaban habitaciones sin derecho a cocina y lo hacía cuando la casera se marchaba los fines de semana, ellos aprovechaban para poner en práctica todos sus conocimientos en el arte culinario, eso sí el domingo impregnaban la cocina de perfumes franceses, para que la casera no notara el olor a especias y no les pusiera una sanción o les echara una tremenda bronca.
Unos meses después, se inauguraba posiblemente el primer restaurante árabe en Barcelona, dirigido por el ex-lazarillo, que acompañaba al príncipe saudí, octogenario y ciego , que estaba más que harto de sus quejas. Protestaba por el desayuno, el almuerzo y la cena. Un día después de atiborrarse de marisco fresco traído en avión particularmente desde Galicia, el príncipe exclamó desde el fondo de sus entrañas “Pagaría ahora mismo mil dolares por un plato de Hommos y cebolla tierna”. Aquel lamento nostálgico y deseoso encendió las luces del instinto comercial que tienen los libaneses. Este lazarillo que no tenía ni idea de preparar un plato recurrió a un palestino, mano de obra hábil y barata. Y poco a poco para sorpresa de estos falsos “restauradores” la clientela se convirtió casi toda nativa, es decir, Barcelonesa.
Los españoles son curiosos, indagan mucho, preguntan mucho cómo se hace este plato u otro por lo que el autor, Salah Jamal Alboali, cada vez que viajaba a algún país árabe volvía cargado de recetas típicas del país, relatadas oralmente únicamente por mujeres, que son el auténtico archivo de la cultura culinaria árabe.
Ellas, contentas y sorprendidas de poder hablar con un varón árabe interesado en la gastronomía árabe, relataban con entusiasmo lo que sabían, pero se les notaba su total desconfianza en la habilidad de Salah para elaborar siquiera un plato sencillo.
Con este libro, el autor nos acerca un poco más a la cultura árabe, para que el lector se familiarice con su gastronomía, que la descubra, que la disfrute y que se anime a cocinarla.

Podría poner mil recetas de todas las que hay y lo interesantes que resultan, por saber de dónde vienen, qué significan sus nombres y desde cuánto hace que se cocinan, ya que han ido pasando de boca en boca desde no sabemos cuánto tiempo atrás.

Comenzaremos por el famoso FALAFEL (CROQUETAS VEGETALES):

El falafel es el plato típico del Próximo Oriente, incluidos los países no árabes. El orígen de su denominación proviene, con toda probabilidad, del verbo árabe falfala, que significa “condimentar”. Ciertamente la masa del falafel contiene la más variada y equilibrada cantidad de especias de todos los platos árabes. El falafel se consume a cualquier hora del día, para desayunar, almorzar, merendar, cenar, o simplemente, para picar. También se toma como entremés o plato de acompañamiento , y a menudo se convierte en un plato básico y único para para miles de familias de pocos recursos. Y en verdad, un solo sándwich de falafel, bien hecho y bien condimentado, satisface por completo, igual que un menú.
El falafel es omnipresente y se vende en cualquier rincón de las cuidades del Próximo Oriente. En Egipto lo conocen con el nombre de Taameya. Aunque en el Magreb no es tan conocido como en el resto del mundo árabemusulmán. El aroma que emana del aceite en que se fríe el falafel impregna todo el espacio de los ciudadanos, como el jazmín, la flor no menos omnipresente en todos los rincones del mundo árabemusulmán.


El origen de las croquetas de falafel ha sido muy discutido, pero es probable que ya se consumieran en el Egipto faraónico y que desde allí fueran llevadas a la Península Arábiga, sobre todo al Yemen. A principios del siglo XX, y a causa del descubrimiento del petróleo, se produjeron grandes oleadas de migraciones de la zona del próximo Oriente hacia las regiones pretolíferas. Miles de familias yemeníes, emigraron hacia el norte, a Arabia Saudí, Kuwait…, en busca de mejor suerte. En estos países se encontraron con otros emigrantes que provenían del norte, palestinos, sirios, etc., y con millares de familias que provenían del norte de Africa. Los yemeníes montaron sus paraditas de falafel, en muchas esquinas de las calles de estas regiones florecientes. Esa comida rápida y baratísima causó furor, entre las capas trabajadoras de emigrantes, que representaban el 70 % de la población del golfo arábigo. Años después, muchos de aquellos emigrantes, al volver a sus países de origen con un poco de fortuna, montaron infinidad de puestos de venta de falafel como plato nacional propio. Curiosamente los yemeníes, que fueron presumiblemente los responsables de la difusión de estas croquetas, no lo reclaman como propio.


FALAFEL
Croquetas vegetales

Ingredientes:
Para 6-8 personas

-1/4 Kg de habas
-1/4 Kg de garbanzos
-2-3 dientes de ajo medianos
- 5 cebollas de tamaño mediano
- ½ vaso de perejil fresco y triturado
- ½ vaso de cilantro fresco triturado
-2 cucharaditas de sal
- 2 cucharadas soperas de harina
- ½ cucharadita de pimiento rojo picante
- ½ cucharadita de bicarbonato
- ½ cucharadita de pimienta negra
- ½ cucharadita de comino
- ½ cucharadita de canela en polvo
- 3 cucharadas de levadura en polvo Baking powder
- 5 vasos de aceite vegetal para freír las croquetas de falafel


Elaboración:

- Dejar en remojo los garbanzos y las habas durante 12 horas (o toda la noche)
- Pelar y triturar la cebolla y el ajo. Mezclarlos con perejil y cilantro
- Incorporar los garbanzos a la mezcla anterior y triturarlo todo en una picadora, para obtener una masa algo grumosa
- Añadir a la masa las especias , la sal, el bicarbonato, la harina, la levadura, el pimiento picante, y amasarlo todo de nuevo.
- Reservar la masa durante 1 hora o 1 hora y media, para que repose.
- Utilizando sencillamente los dedos o con una cuchara, separar de la masa pequeñas porciones para moldear croquetas redondas o alargadas, cuidando que no quedan gruesas
- Freír las croquetas en una sartén honda o una freídora, con aceite hirviendo. Cuando estén doradas, retirarlas.

Sugerencias:

Estas croquetas se consumen al gusto del comensal, aunque lo más típico es introducirlas dentro de los panecillos árabes, junto con rodajas finas de tomate, un poco de lechuga, rodajas de pepinillo, cebolla, salsa de tahina y una pizca de picante. También puede servirse en un plato, con toda o parte de la guarnición anterior.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Mahoma

Mahoma nació en el año 570 en la Meca. Su padre había muerto antes de que viera la luz y su madre falleció cuando él tenía 6 años. Mahoma fue entonces a vivir con su abuelo, y luego (alrededor del año 578), a casa de su tío Abu Talib, que lo cuidó hasta su muerte (619). Mahoma fue conductor de caravanas y se casó más o menos a los 25 años con la adinerada viuda Jadiya, 20 años mayor que él, a la que fue fiel y de la que estuvo enamorado hasta que murió. El matrimonio tuvo tres hijos y cuatro hijas; los varones murieron en la infancia. En el año 610, a los 40 años, Mahoma tuvo su primera revelación, descrita en la azora 96, la más antigua del Corán: el ángel del Señor se dirigió a él y le ordenó: “¡Lee!” o “¡Recita!” (en árabe “¡Iqra!”). Cierto tiempo después de la primera prueba, a la que siguieron dudas y depresiones, Mahoma aceptó su misión como “enviado de Dios” (rasul Allah). Habló con los mequíes (habitantes de La Meca) de sus visiones, exhortó a combatir contra la indiferencia social y el mero afán de obtener bienes materiales y luchó contra el antiguo politeísmo árabe, especialmente contra la idea de “asociación” (shirk) de dioses secundarios e hijos de dios con el único dios, Alá. La situación de Mahoma en La Meca se hizo cada vez más difícil después del año 620, ya que él, en su lucha contra el politeísmo pagano, fue cada vez más intolerante y sus enemigos se burlaban y le humillaban por ello. Así pues, Mahoma decidió en el año 622 emigrar (Hégira) con sus seguidores a al oasis de Yathrib (posteriormente llamado Medina), viaje que marcó el comienzo del calendario islámico. Una vez allá, Mahoma abandonó sus exhortaciones y prédicas para convertirse en un estadista perspicaz y juez político.

Las azoras del Corán de la época de Medina muestran la seguridad con que Mahoma y los musulmanes creían que su suerte en la batalla estaba determinada por Dios. Pero sobre todo Mahoma consolidó su comunidad calmando hábilmente las tensiones entre los antiguos creyentes de La Meca (sus primeros seguidores) y los nuevos creyentes de Medina y alrededores. Finalmente, en enero de 630, Mahoma volvió victorioso a su ciudad natal, La Meca, donde se mostró cada vez más tolerante con sus anteriores detractores, “purificó” la Kaaba de ídolos y declaró el peregrinaje a la Meca como una institución musulmana. Poco después de su “peregrinaje de despedida” a La Meca en marzo del año 632, Mahoma murió en Medina en ese mismo año tras una breve enfermedad, mientras planeaba la conquista de Bizancio y Persia.

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