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lunes, 24 de enero de 2011

Reciente recuerdo del comienzo de la 'Revolución de los Jazmines' de Túnez

Artículo de Antonio Constán Nava, licenciado en Filología Árabe por la Universidad de Alicante, alumno de Tercer Ciclo en el Doctorado de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante.

El presente artículo va a tratar más lo vivido en Túnez durante la llamada “Revolución de los Jazmines” que un artículo crítico o de investigación: ha sido un forzado “trabajo de campo”.

Mi estancia en Túnez se debió a que necesitaba estudiar unos manuscritos árabes del s. XV que se hallan en la Biblioteca Nacional de Túnez. Como la cosa iba a ir para largo, aproveché y me matriculé en el Instituto Bourguiba para realizar un curso de árabe intensivo durante tres meses: había que aprovechar la estancia y el gasto de dinero al máximo. Lo primero que hice al llegar el día 2 de enero fue buscarme un piso y tuve la suerte de encontrar uno bien situado, a tan solo cuatro minutos andando del Instituto y a quince de la Medina, en la Rue du Irán.

A decir verdad, cuando llegué, acababa de pasar el suceso de Mohamed Bouaziz[1], que se había quemado a lo bonzo en protesta porque la policía le había desmantelado su puesto ambulante de frutas y verduras. La desesperación fue la causa que motivó al suicidio a este joven universitario de 26 años, inteligente y que, en cualquier país menos corrupto, habría tenido una oportunidad, pero en el país pervertido donde el enchufismo prima sobre los conocimientos, lo abocaron al paro, a la pobreza y a intentar ganarse un dinar con este puesto ambulante. Motivo de la brutal acción emprendida por el estado policial: carecía de los permisos (dícese pago de impuestos y, en muchos casos, soborno) de las licencias necesarias. Fallecía en el hospital debido a las quemaduras sufridas el día 5 de enero.

Fue entonces cuando en el país, tomando a su persona y su acto como ejemplo de martirio, comenzaron las manifestaciones y las protestas que, desde la capital, se veía como algo lejano. Y se veía como algo lejano porque la prensa tunecina y los noticieros del régimen, callaban el 80% de lo que sucedía, retransmitiendo las imágenes[2] de un Ben Alí[3] que, en un intento por apaciguar el clima de tensión generado a raíz de este suicidio, había visitado al joven mártir en el hospital.

Foto extraída del diario digital El País. 14/01/2011.

Con la censura en internet y en la televisión, donde solo las parabólicas y los proxys podían saltarla, las redes sociales[4] como Facebook y Twitter, así como foros no censurados e, incluso, Wikileaks[5], fueron el arma más poderosa utilizada por un pueblo joven que se levantó en pocos días contra el Gobierno, harto, cansado, sin nada que perder y mucho por ganar. Comenzó así a extenderse la pólvora en varios focos de Túnez, donde la policía cargaba con excesiva brutalidad causando los primeros muertos de la revolución, los primeros "héroes".

Mientras tanto, en la capital, ajenos a todo ello, la mayoría de los tunecinos parecían vivir con normalidad, donde hablar en la calle de lo que estaba ocurriendo podría acarrearte serias consecuencias si tenías la mala suerte de ser escuchado por policías de la secreta, como se les conoce allí. Los extranjeros que allí estábamos y que no teníamos televisión, solo nos llegaban las noticias a través de periódicos (y no todos, debido a la censura imperante) y a los comentarios que nuestros familiares nos hacían:

- ¿Cómo va todo allí? Mira que las noticias que dan aquí son malas.

Por mi parte, la respuesta siempre era la misma: “No preocuparos, aquí no se ve ni se escucha nada”. Qué ingenuo de mí[6]. Pero es que, salía a la calle, y todo era normalidad: la juventud paseando, estudiando, comprando en las tiendas del centro. Incluso el sábado 8 de enero salí por la noche con varios amigos por el centro de Túnez y los bares estaban repletos de jóvenes y no tan jóvenes disfrutando (en algunos casos, de más) de la bebida y la fiesta. Ahora, cuando miro atrás, me doy cuenta de que todo era un velo que se resquebrajaba por momentos, pues al día siguiente, el domingo, las manifestaciones llegaron a la capital[7].

La primera de ellas, fue una marcha pacífica, dispersada por la policía. Pero fue suficiente, porque el lunes, en el Instituto, no se habló de otra cosa. El lunes por la tarde visité la Medina y visité al Pr. Abdel-Hakim Slama Gafsi del Instituto Nacional del Patrimonio Tunecino, que me mostró la medina y su lugar de trabajo, así como valiosos consejos para las investigaciones que me habían llevado al país y, sobre todo, un valioso y amabilísimo trato hacia mi persona. Me despedí de él en la Estación Trenes de de Barcelona, en el centro de la capital, aconsejándome que llevara cuidado pues el ambiente en la capital se estaba enrareciendo: que no hablara con nadie de política ni de los sucesos últimos. Quedamos para un futuro encuentro para ir a la Biblioteca Nacional, encuentro que ya no fue posible por el devenir de los acontecimientos. Esa noche, los disturbios se radicalizaron, obligando al depuesto presidente Ban Alí a suprimir las clases en los centros educativos de todo el país en un vano intento de controlar las protestas estudiantiles. ¿Por qué a todos los dictadores les dará por esta “quema de libros”, queriendo acallar a la razón sea como sea? El salió el tiro por la culata.

El martes, aunque el presidente había cerrado los centros educativos, los que íbamos al Bourguiba, nos presentamos, esperando que éste no estuviera cerrado, ya que era más bien un centro para extranjeros (en principio). Pero no, la cosa también iba con nosotros, por lo que, por mi parte, me fui a casa a seguir traduciendo. Por la tarde decidí visitar la medina y comprar algunas cosas. A las 17.00 lo único que se salía de la normalidad era la presencia masiva de policías en las calles del centro. Por lo demás, la gente tomando el té en las terrazas de la Avenida Habib Bourguiba, comprando en las tiendas, paseando. Pero, oh, ingenuo de mí, pues no había hecho más que regresar a casa poco antes del anochecer cuando en internet ya informaban de concentraciones en el centro de la ciudad.

El miércoles por la mañana fui a la Biblioteca Nacional de Túnez, pero la orden seguía vigente y se encontraba cerrada. Cuando salí por la tarde, a las 17.00, mi sorpresa fue que todas las tiendas de la zona estaban cerradas y se respiraba un ambiente raro en la ciudad. A pocos metros se había producido una manifestación en la que las fuerzas de seguridad se habían empleado con contundencia, por lo que los prudentes comerciantes habían optado por recoger los bártulos. A las 19.00 Gafsi me llamó para avisarme de que el Gobierno había decretado el toque de queda desde las 20.00 hasta las 6.00 de la mañana y que no se podría salir a las calles durante ese periodo. Allá a las 22.00 me dio por salir al balcón. Todo estaba en silencio, ni un alma por la calle, cuando me pareció oí el sonido de los disparos en la lejanía. Supuse que serían imaginaciones mías…

Al día siguiente, como sabía que todo sería un status quo, decidí ir a la Embajada Española, a inscribirme para decir: "Eh, que estoy aquí" por si la situación se complicaba. Allí me informaron de la situación, que “no era para alarmarse tanto, que hiciera caso a las autoridades, que respetara los toques de queda y que no visitara las zonas conflictivas del sur y centro del país ni los barrios periféricos de la ciudad, que con estas recomendaciones, no iba a pasar nada[8]. Después de eso, fui a comprar comida, pues había oído que al día siguiente habría una huelga general. Me crucé con un grupo de españoles que me comentaron que varios alumnos de otras nacionalidades ya habían comenzado a abandonar el país. Las tiendas estaban abarrotadas de gente nerviosa, comprando todo lo que podían, a precios nada habituales: estaban disparados. Y apenas quedaba nada: del pan, ni hablar, hacía horas que las colas en las panaderías solo esperaban en vano. Cuando por la tarde, antes de comer, decidí bajar la basura, tuve que salir corriendo, pues una marabunta de personas huían de algo: gases lacrimógenos a menos de cien metros de donde me encontraba, en un lugar conocido como Le Passage. Era día de no salir de casa. La sorpresa llegó una hora más tarde, cuando estaba comiendo. ¿Eso que escucho son disparos? Ciertamente, eran disparos.

Tarde del jueves 13 de enero, disparos en la avenida Habib Bourguiba, a 800 metros de mi piso

No dejaban de sonar. Provenían del centro de la capital. Y así cada cierto rato. La gente esta asomada a sus terrazas, espectantes, grupos de personas vigilaban desde las esquinas, esperando un algo que no llega. Mientras tanto, yo seguía allí aquí, decidiendo si regresar a España o esperar. Esa noche, Ben Ali (o el de Los Chichos, como le llamamos cariñosamente algunos estudiantes españoles), anunció que ya no se presentaría a las siguientes elecciones, que levantaría la censura en internet y otras “libertades” que, siendo al principio bien recibidas por el pueblo (debajo de mi casa se formó una concentración espontánea de mujeres, niños y jóvenes que gritaban al cielo y reían, contentos), fue una máscara lejana a la realidad, pues, una de las cadenas censuradas en el país, Al-Jazeera, preguntó si ya era el momento de poder tener una sede en el país. Las autoridades dieron un silencio tenso como respuesta: el cambio prometido por Ben Alí estaba condenado a ser una falacia mientras no hubiese un cambio de actores.

Noche del 13 de enero, tras el discurso de Ben Ali haciendo concesiones políticas, la gente toma las calles, eufórica.

El viernes, cuando abrí las ventanas, la huelga general mantenía en silencio la capital. En las calles, pequeños grupúsculos de personas esperaban, no sé qué, pero esperaban, como almas en pena. Las noticias hablaban de calma en el centro de la ciudad, a tan sólo mil metros de donde vivía, donde una manifestación pacífica se había concentrado a las puertas del Ministerio del Interior. Donde la policía impedía el paso a la muchedumbre, aguantando ese ímpetu de “gatillo fácil” al que estaban acostumbrados[9]. Pero Ben Alí, la noche anterior, les ordenó no disparar a la multitud. Una falacia temporal, pues no tardaría mucho en llamar al ejército también para contener esta marea humana que se estaba congregando en la Avenida Habib Bourguiba. A las 15.00 del viernes, un compañero del instituto, de nacionalidad estadounidense, que se alojaba en un hotel de esa avenida, me llamó asustado pues, al salir a la calle, se tropezó con una muchedumbre que huía despavorida: las fuerzas de seguridad habían comenzado de nuevo a trabajar de la manera que sabía: con brutalidad acorazada. Decenas de personas ensangrentadas, otras tiradas en el suelo, vomitando por el efecto de los gases lacrimógenos. Parecía un campo de batalla. Y a partir de aquí, comenzó la incertidumbre. Facebook se convirtió en el testigo directo de cientos de personas donde se decía lo que la tele callaba, mientras las calles se llenaban del humo de los enfrentamientos.

Tarde del jueves 13 de enero, disparos en la avenida Habib Bourguiba, a 800 metros de mi piso, video tomado y publicado en su perfil de Facebook por Tarek Guevarache

Humo en Le Passage visto desde la Rue du Iran, a 250 metros de mi casa, tras el toque de queda 14.01.2011

Fue cuando me di cuenta de que esto iba a ir para largo y que, después de llevar unos días sin poder desarrollar las tareas por las que había venido al país, lo mejor sería irme pues, como me temía y los días siguientes han confirmado, el abastecimiento de comida, los saqueos, la inestabilidad en general, iban a ser la tónica reinante en esta primera revolución democrática dentro del mundo árabe[10]. Y así fue: ese viernes, el toque de queda se estableció a las 18.00 y, a partir de esa hora, las calles de la ciudad quedaron desierta, momento en el que se comunicó una gran noticia: Ben Alí había huido del país[11], obligado por el ejército tunecino[12], quien ha jugado unpapel clave en la resolución de las revueltas populares, dando un claro golpe de estado que, esperemos, sea transitorio antes de poder emprender Túnez esta nueva etapa como la primera nación árabe democrática, no al uso occidental d ela palbra, pero democrática al fin y al cabo. La noche llegó, y con ella, el sonido de los disparos y, sobre nuestras cabezas, un helicóptero patrullando. Esa noche fue difícil conciliar el sueño, con el sonido de las armas y la sirena en el cielo como canción de cuna.

Madrugada del 15 de enero, helicóptero del ejército sobrevolando la capital.

La mañana del sábado, la incertidumbre se reflejaba no solo en el aire, sino en las caras de las pocas personas que se atrevían a salir a la calle tras una noche en la que los saqueos y el pillaje fueron la B.S.O. de esta particular película. Ir al aeropuerto no iba a ser tarea fácil, pues se recomendaba no salir a la calle y, en caso de que no hubiese más remedio, intentar no coger taxis, pues los había del bando cleptómano. Suerte que uno suele tener teléfonos de confianza en el móvil y pude llegar al, quizás, el lugar más seguro de todo Túnez: el aeropuerto de Carthage, custodiado por el ejército y al que había que pasar tras una estrecha vigilancia.

Lleno de extranjeros y de tunecinos que lo primero que intentaban era cambiar la moneda local por otra de más valor, pues quedarse con una moneda que podía hundirse en los mercados no era una opción a tener en cuenta. Y, miraras donde miraras, no había un solo hueco: el aeropuerto estaba masificado. Los ojos solo buscaban una cosa: la pantalla que mostrara el vuelo deseado, apretando los dientes por no ver el temino “cancelled”, ya que los retrasos, en ese día, serían la tónica. Estrechamente vigilados por la "secreta", poco a poco el aeropuerto fue quedando vacio. Sin embargo, los pasajeros del vuelo con destino a Madrid tuvimos la mala suerte de ver ese letrero. Cancelado a las 18.00, sin explicaciones ni información de ninguna clase, nos quedamos encerrados allí, pues no estaba permitido salir del edificio debido al toque de queda. La embajada, si es que te cogían el teléfono o te devolvían la llamada, lo único que decían era que la información que ellos tenían es que los vuelos a España sí iban a salir ese día. Sobre la Embajada de España en Túnez, mejor no hablar en este momento, pues ya tendré lugar a ello en un próximo post.

Humo en el centro de la capital, desde el aeropuerto 15.01.2011

Finalmente, tras tener como informadores e interlocutores a los periodistas que nos llamaban desde los diferentes periódicos de España[13], después de la lucha de muchos padres de jóvenes que habían viajado a este país para celebrar su graduación, y tras los balbuceos de un Gobierno (que me da igual el color que tenga) que no ha estado a la altura de las circunstancias, Iberojet mandó un avión a las 03.00 de la madrugada con el que pudimos salir de ese país, dejando atrás a una población que soñaba con la esperanza de un futuro mejor pero despertaba en una realidad donde la incertidumbre y lo impredecible será el pan de cada día hasta hoy.

Españoles del vuelo cancelado TU606 de Tunisair deseando salir de Tunez 16.01.2011

Sobre las causas que originaron esta Revolución de los Jazmines, aún es pronto para hacer un análisis global de todo el conjunto, pero hay medios[14] y expertos en Túnez que ya están escribiendo sobre el tema. Porque, de momento, aun hay muchas incógnitas en el asunto, como ¿qué hacían los países occidentales, con los brazos cruzados, mientras las calles de Túnez se iban llenado de jóvenes muertos?[15] Por otro lado, no hay que hacer la vista gorda ante las repercusiones que pueda tener esta revolución en los países vecinos, donde el ánimo de miles de personas, descontentas tanto o más que los tunecinos con respecto a sus propios gobiernos, ya están saliendo a las calles[16]. Y, en estos momentos, el clima en Túnez aun es impredecible[17]. He publicado un artículo en un medio local, donde hablo un poco del tema[18].

En mi página personal de Facebook[19], se puede ver cómo iba comentando lo que iba sucediendo:

Antonio Constán: Las cosas no pintan bien en este país... gentucilla, en unas horas sabré si el sábado nos vemos en el Dreams o permanezco aquí jejeje. 13 de enero a las 18:13
Antonio Constán: Acaba de formarse una manifestación pacífica encabezada por abuelas y amas de casa, seguidas de niños y jóvenes, justo 30 minutos después de que el toque de queda entrara en vigor. Me recuerda a cuando gana el Barça o el Madrid: coches pitando, jaleo en las calles... Y de vez en cuando, se escucha el sonido ese característico de las mu...jeres árabes, su grito de guerra moviendo rápidamente la lengua...13 de enero a las 20:33
Antonio Constán: Hay varios países, entre ellos Alemania, que ya está haciendo recoger a los alemanes que están aquí... A partir de ahí,... ya es decisión casi mía jejeje. 14 de enero a las 15:23
Antonio Constán : Sí, tio, es así. Es más, están volviendo a disparar la policia. espero que sea al aire. Si en 2 horas esto no va mejor,... ¡Me pido regresar a España! jeje Porque yo he venido a estudiar al Bourguiba y a ir a la Universidad, no a estar encerra...do como llevo ya 4 días en mi casa... Y, encima, hoy con Huelga General en todo el país. Mañana sábado y luego domingo: eso implica gente ociosa qu eno tendrá otra cosa que manifestarse,... y es una espiral que irá a más. O así lo veo yo. 14 de enero a las 15:36
Antonio Constán: "El presidente de Túnez destituye al Gobierno y convoca elecciones anticipadas para acabar con las revueltas". 14 de enero a las 16:20
Antonio Constán: "Según fuentes oficiales citadas por AFP, se acaba de decretar estado de urgencia en Túnez.". 14 de enero a las 17:09
Antonio Constán: si, hay gente en las calles, la cosa se esta poniendo muyyyy fea... hay una humareda a 400 mts de mi casa... luego subire fotos xD. 14 de enero a las 17:33
Antonio Constán: Ultimas noticias: el presidente ha abandonado el país y el ejercito ha dado un golpe de estado... tremendo jajaja. 14 de enero a las 18:33
Antonio Constán: Las televisiones Al Yazira y Al Arabiya muestran imágenes recientes en las que se ve a miembros del Ejército y a policías confraternizando con civiles. 14 de enero a las 18:44

[8] Sobre la actuación de la Embajada, véase un post mío en:

http://barahonda.blogspot.com/2011/01/y-la-embajada-espanola-en-tunez-que.html

[19] Además, el día 14, gracias al diario digital El País, pude seguir al minuto todos los acontecimientos en el país, acontecimientos que fui guardando en un archivo que se puede ver en: http://www.scribd.com/doc/47314701/Dia-14-de-enero-al-minuto-gracias-a-la-edicion-digital-de-EL-PAIS?secret_password=16frcvwhfjcsmwmnrtuw

1 comentario:

Anónimo dijo...

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